Gaviotines en Chubut: la escena natural que no muchos conocen y que vale la pena ver
Nidifican en colonias multitudinarias, se zambullen en picada a la hora de pescar y chillan todo el día. Hay al menos seis especies de gaviotines que pueden verse en la costa atlántica de Chubut, tres nidificantes y tres que pueden observarse, de paso, durante sus viajes migratorios. Cómo reconocerlas y por qué su presencia dice mucho sobre la salud del mar.
por REDACCIÓN CHUBUT 11/08/2025 - 13.45.hs
En las costas del Parque Provincial Patagonia Azul, cuando baja la marea y el aire se vuelve denso de sal, hay un espectáculo que sucede a ras del cielo. Una bandada blanca, inquieta, recorta el horizonte. Aletean rápido, viran en seco, falconean. Algunos se zambullen. Otros pescan tirándose en picada, atravesando la superficie del mar como un filoso cuchillo. Se trata de una especie fascinante que puede verse fácilmente desde las playas del Parque.
“Los gaviotines son aves marinas que pescan en vuelo, cuentan con un plumaje blanco muy marcado, casi inmaculado, un dorso gris pálido, pico largo y fino, y una capucha negra que les cubre la cabeza durante la época reproductiva”, describe Ignacio Gutiérrez, coordinador de conservación del Proyecto Patagonia Azul de Rewilding Argentina. “Están emparentados con las gaviotas, pero son más chicos, más aerodinámicos, y con un vuelo mucho más enérgico: a diferencia de otras especies de aves marinas, casi no planean, aletean todo el tiempo. Son muy hermosos”.
El Parque Patagonia Azul, cercano al pueblo de Camarones, es el lugar ideal para verlos. Allí nidifican las tres únicas especies de gaviotines que crían en la costa argentina: el gaviotín sudamericano, el gaviotín pico amarillo y el gaviotín real. En algunas islas, como Isla Larga, llegan a formar colonias mixtas de más de 15.000 nidos entre las tres especies. Se ven sobre todo en primavera y verano, cuando se concentran en estas costas para reproducir y criar.
“Forman colonias súper densas, con muchísima cantidad de nidos en muy poco espacio”, cuenta Gutiérrez. “Y lo hacen así para protegerse: el número es su mejor defensa. Si aparece un halcón o un águila mora, todos vuelan juntos hacia el depredador para espantarlo”.
Tres especies, tres pistas
Distinguir entre los tres puede parecer un desafío. Pero con algunos detalles, y algo de paciencia, la diferencia salta a la vista:
- El gaviotín real es el más grande de estos tres. Tiene el tamaño de una gaviota chica, como una gaviota capucho café, por ejemplo, y se lo reconoce fácil por el pico anaranjado intenso. Además, se puede diferenciar del gaviotín sudamericano por poseer una marcada cresta negra sobre la cabeza durante la temporada reproductiva.
- El gaviotín pico amarillo es algo más chico que el real. Su marca distintiva es, como indica su nombre, el pico largo y amarillo brillante. Al igual que el gaviotín real, durante la época reproductiva, cuentan con una cresta negra sobre la cabeza.
- El gaviotín sudamericano es el más pequeño de estos tres. En época reproductiva, luce un pico y patas de color rojo, estas últimas son la mejor forma de diferenciarlo de las otras dos especies, ya que tanto el gaviotín real como el pico amarillo, tienen patas negras. Además, según Gutiérrez, “tiene llamados más cortos y agudos, más fáciles de diferenciar de las otras dos especies si uno afina el oído”.
En otoño, la mayoría se dispersa hacia el norte, siguiendo cardúmenes de anchoíta, su presa favorita. Pero algunos individuos se quedan todo el año. “Las poblaciones de Patagonia no realizan migraciones tan impresionantes como otras especies de gaviotines, pero sí se mueven bastante buscando alimento, llegando incluso hasta las costas de Uruguay”, explica el experto.
Visitantes ilustres
A las que reproducen en Patagonia Azul se suman otras tres especies más esquivas, que no nidifican en la región, pero pueden observarse durante sus migraciones. Son el gaviotín golondrina, el gaviotín ártico y el gaviotín antártico.
“Estas especies hacen viajes larguísimos”, dice Gutiérrez. “El ártico, por ejemplo, nidifica en latitudes altísimas del hemisferio norte —en Alaska, en Canadá— y migra hasta la Antártida. Es una de las migraciones más extensas realizadas por cualquier animal en el planeta”. Pueden verse en Patagonia Azul en abril o mayo, cuando vuelan del sur al norte, o en noviembre, en su regreso.
Pero verlos no es fácil. “No están en plumaje reproductivo cuando pasan por acá y, además, muchas de estas especies son muy parecidas entre sí. Por ejemplo, el gaviotín golondrina es casi igual al sudamericano a simple vista, pero no tiene patas rojas”, aclara.
Padres ejemplares, indicadores del mar
Durante el verano, los gaviotines están en movimiento todo el día. Vuelan, cazan, alimentan. “Tienen un gasto energético altísimo, porque su vuelo no es eficiente: necesitan estar pescando constantemente”, explica Gutiérrez. Y a diferencia de muchas otras aves marinas, no regurgitan el alimento, a la hora de ofrecérselo a sus pichones. Lo que capturan, lo llevan entero en el pico al nido.
Esto los vuelve indicadores muy precisos del estado del mar. “Uno puede sentarse frente a una colonia, mirar con binoculares y anotar: qué pescan, cuántas veces por hora, de qué tamaño son los peces”, dice. “Si hay buen alimento, traen presas de calidad. Si no, sus anidadas empiezan a fracasar”.
No sólo eso: su forma de cazar los expone al robo. “Acá tenemos escúas y salteadores, aves cleptoparásitas que los siguen, los persiguen, los acosan hasta que sueltan el pez. Es una estrategia evolutiva: saben que el gaviotín lo lleva en el pico y no lo puede defender. Muchas veces lo sueltan en pleno vuelo y las escúas lo atajan en el aire”.
Cómo y dónde verlos
Algunos de los mejores lugares para observar gaviotines en el parque están cerca de la costa, donde los cardúmenes quedan atrapados en aguas poco profundas. El camping Arroyo Marea, en el portal Bahía Bustamante o frente a Camarones, lo que se conoce como Rocas Coloradas, son algunos de los sitios más recomendados. También se los ve en Marisma e Isla Leones Camps, y en el portal Isla Tova, que próximamente abrirá al público.
Lo ideal es ir con binoculares. “Los detalles que permiten identificarlos son mínimos: el color del pico, el tamaño, las patas”, recomienda Gutiérrez. “A la mañana y al atardecer suelen estar más activos cerca de sus colonias, pero durante la época reproductiva están pescando todo el día”.
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